Y le respondieron: Hemos soñado sueños, y no hay quien los interprete. Les respondió pues José: ¿No son de Dios las interpretaciones? ruégoos me los contéis.
Tú, oh rey, estabas mirando, y ¡he aquí una imagen colosal! Esta imagen, que era grande y de sobresaliente magnificencia, estaba en pie enfrente de ti; y su aspecto era asombroso.
Mas al fin vino delante de mí Daniel, cuyo nombre es Beltsasar, conforme al nombre de mi dios, y en quien esta el espíritu de los santos dioses; y referí mi sueño delante de él, diciendo: