Pero en todo este tiempo yo no estaba en Jerusalem; porque en el año treinta y dos de Artajerjes, rey de Babilonia, yo había ido al rey. Mas al fin de un año, pedí licencia del rey,
¡Ay de ellos! porque andan en el camino de Caín, y se lanzan inconsideradamente tras el error de Balaam, con esperanza de una sórdida recompensa, y perecen en la contradicción de Coré.