He aquí tu siervo ha hallado gracia en tus ojos, y has engrandecido tu misericordia de que has usado conmigo en salvar mi vida; mas yo no puedo escapar a la montaña, no sea que me alcance el mal, y muera.
Pero Jacob le dijo: No sea así, te lo ruego, si he hallado gracia en tus ojos; sino que has de recibir un presente de mi mano, por lo mismo que he visto tu rostro, como quien ve el rostro de Dios, y tú te complaciste en mí.
Dijo Esaú además: ¿Qué propones con toda esta muchedumbre de ganado que acabo de encontrar? A lo que respondió Jacob: Es para hallar gracia en los ojos de mi señor.
Mas él rehusó, y dijo a la mujer de su señor: He aquí, mi señor no se entiende conmigo acerca de lo que está en casa, y todo lo que tiene lo ha puesto en mi mano.
Y conspiró contra él su siervo Zimri, capitán de la mitad de sus carros: pues estando él en Tirsa, bebiendo y emborrachándose en casa de Arsa, que era mayordomo de palacio en Tirsa,
Y la joven le gustaba, y halló favor delante de él; de modo que él le dió prontamente las cosas para su purificación, y las otras cosas señaladas para dárselas, con las siete doncellas provistas para serle dadas; y él la trasladó con sus doncellas a lo mejor de la casa de las mujeres.
Mirad por vosotros mismos, y por toda la grey, sobre la cual el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para pastorear la iglesia de Dios, la cual él adquirió para sí con su misma sangre.