De manera que él volvió a Judá, y dijo: No la hallé; y también los hombres de aquel lugar decían: No ha habido aquí ninguna prostituta.
Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la prostituta de Enaim, que se sentaba junto al camino? Mas ellos dijeron: No ha estado aquí ninguna prostituta.
Entonces dijo Judá: Tómeselo para sí, para que no seamos avergonzados. He aquí, yo envié este cabrito, y tú no la hallaste.