Y preguntó a los hombres de aquel lugar, diciendo: ¿Dónde está la prostituta de Enaim, que se sentaba junto al camino? Mas ellos dijeron: No ha estado aquí ninguna prostituta.
En cada encrucijada de camino edificaste tu alto, e hiciste abominable tu hermosura, abriendo tus pies a cualquiera que pasaba, y multiplicando así tus fornicaciones.