Entonces ella quitó de sobre sí los vestidos de su viudez, y cubrióse de un velo, y tapándose bien se sentó a la entrada de Enaim, que estaba en el camino de Timnat: porque veía que Sela era ya hombre, y ella no le había sido dada por mujer.
Y él respondió: ¿Qué prenda te daré? Y ella dijo: Tu sello, tu cordoncillo y el báculo que traes en la mano. Él pues se los dió, y se llegó a ella; y ella concibió de él.
Envió pues Joab a Tecoa, y trajo de allí una mujer sabia, y le dijo: Ruégote que finjas estar de duelo y que vistas traje de luto, y no te unjas de aceite, sino que aparentes ser una mujer que ya ha mucho que está de duelo por un difunto.