Dijo entonces Jacob a Simeón y Leví: Me habéis turbado, haciéndome odioso para con los moradores de este tierra, para con los Cananeos y los Perezeos; y teniendo yo poca gente, se juntarán contra mí y me herirán; y seré destruído, yo y mi casa.
Y aconteció un día, a la hora de la tarde, que David se levantó de su cama, y se paseaba sobre el terrado de la casa del rey. Y desde encima del terrado vió a una mujer que se estaba bañando; y la mujer era sumamente hermosa.
Entonces David envió mensajeros y la tomó; y ella vino a él, y él se acostó con ella, (la cual se estaba purificando de su inmundicia); luego ella volvióse a su casa.
Mas acontecerá que si no te complacieres en ella, la dejarás ir según su propia voluntad: pues de ninguna manera podrás venderla por dinero, ni la oprimirás como esclava, después de haberla humillado.
sacaréis a entrambos a la puerta de aquella ciudad, y los apedrearéis para que mueran; a la joven, porque no dió voces, estando en la ciudad, y al hombre, por cuanto humilló a la mujer de su prójimo: así exterminarás el mal de en medio de ti.
el hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta siclos de plata, y ella será su mujer, por haberla humillado; no podrá despedirla en todos sus días.
Y dijo Gaal hijo de Ebed: ¿Quién es Abimelec, y quiénes los siquemitas, para que nosotros le obedezcamos a él? ¿No es hijo de Jerobaal, y no es Zebul su comisionado? Servid antes a hombres descendientes de Hamor, el padre de Siquem: ¿por qué pues le hemos de servir nosotros a él?