Y así el hombre había puesto nombres a todas las bestias, y a las aves del cielo, y a todos los anímales del campo; mas para el hombre no fué hallada ayuda que le fuera idónea.
Dijo entonces Saúl: De los Amalecitas los han traído; pues tuvo el pueblo lástima de lo mejor de las ovejas, y de los bueyes, reservándolos a fin de ofrecerlos en sacrificio a Jehová tu Dios: pero lo restante lo destruimos completamente.