Y dijo Jacob a su padre: Soy Esaú, tu primogénito; he hecho como me dijiste; levántate, te ruego, siéntate, y come de mi caza, para que me bendiga tu alma.
Acercóse pues y le besó: y él olió el olor de sus vestidos, y le bendijo, diciendo: y, ¡Mira, el olor de mi hijo es como el olor de un campo que Jehová ha bendecido!
E hizo él también manjares sabrosos y los trajo a su padre, y dijo a su padre: ¡Levántese mi padre, y coma de la caza de su hijo, para que me bendiga su alma!
Todas estas son las tribus de Israel, doce en número, y esto fué lo que les dijo su padre cuando los bendijo: a cada una la bendijo conforme a su propia bendición.
Y Simeón los bendijo; y a María su madre le dijo: He aquí que este niño es puesto para caída y levantamiento de muchos en Israel, y para blanco de contradicción,