Dijo además Isaac a Jacob: Llégate acá, y te palparé, para saber si eres en realidad mi hijo Esaú, o no.
Quizá me palpará mi padre, y seré en su concepto como quien se burla de él; así traeré sobre mí maldición, y no bendición.
Llegóse por tanto Jacob a su padre Isaac, el cual le palpó, y dijo: La voz es voz de Jacob, pero las manos, manos de Esaú.
Pero yo hallo mi bien en acercarme a Dios; he puesto mi confianza en Jehová el Señor, para poder contar todas tus obras.
yo que creo el fruto de los labios, paz, paz al que está lejos y al cercano, dice Jehová; yo pues le sanaré.
¡Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros! ¡Limpiaos las manos, oh pecadores, y purificaos los corazones, los que sois de ánimo doble!