Mas Raquel ya había tomado los ídolos y los había metido debajo de los aparejos del camello, y habíase sentado encima de ellos. Labán pues tentó toda la tienda, mas no los halló.
Escribió pues Mardoqueo en nombre del rey Asuero, y lo selló con el anillo del rey; y envió las cartas por mano de correos en caballos, y de los que cabalgaron en corceles, y en mulos, hijos de yeguas;
Los correos pues, cabalgando en corceles y mulos, partieron, apremiados y urgidos por la orden del rey: y el edicto fué dado en Susán, ciudad metrópoli.
¿No van hallando despojos? ¿no los van repartiendo? una moza, dos mozas a cada hombre; despojo de diversos colores para Sísara, despojo de diversos colores recamado; de diversos colores, dos veces recamado; ¡digno despojo para mi cuello!
Luego dióse prisa, y levantóse Abigail, y cabalgó sobre un asno, con cinco criadas suyas que seguían a sus órdenes, y fué tras los mensajeros de David, y fué su mujer.
Y los hirió David desde el crepúsculo de la mañana, hasta la tarde del día siguiente; de manera que no escapó de ellos hombre, salvo cuatrocientos mancebos que cabalgaban sobre camellos, y así se fugaron.