Dijo pues: Siervo de Abraham soy.
Y dijo Abraham a su siervo, el anciano de su casa, el cual gobernaba todo lo que tenía: Ruégote pongas tu mano debajo de mi muslo,
Y le sirvieron de comer; mas él dijo: No comeré hasta que haya dicho el asunto que me trae. A lo que respondió Labán: Habla.