Entonces Abraham alzando los ojos, miró, y he aquí un carnero, más allá de él, enredado por las astas en un matorral, y fué Abraham y tomó el carnero, y ofrecióle en holocausto en lugar de su hijo.
¡Retuércete y sufre angustias, oh hija de Sión, como mujer que está de parto! porque ahora saldrás de la ciudad y habitarás en el campo, e irás hasta Babilonia; allí serás libertada; allí te redimirá Jehová de mano de tus enemigos.
Y sin controversia alguna, grande es el misterio de la piedad, es a saber: Aquel que fué manifestado en la carne, justificado en el espíritu, visto de ángeles, predicado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
Ahora pues, levántate muy de mañana, tú y los siervos de tu señor que vinieron contigo; y luego que os levantéis de mañana y se os haga luz, poneos en camino.