Tocante a Ismael también te he oído. He aquí que le he bendecido, y le haré fecundo, y le multiplicaré sobremanera; doce príncipes engendrará, y haré de él una nación grande.
¶En efecto, los correos pasaban de ciudad en ciudad, por las tierras de Efraim y de Manasés, y hasta Zabulón; mas aquellas gentes se reían de ellos y les escarnecían.
Mas ellos se mofaban de los mensajeros de Dios, y despreciaban las palabras de él, y hacían escarnio de sus profetas, en grado que subió de punto la ardiente indignación de Jehová contra su pueblo, hasta no haber remedio.
ZAYIN.- En los días de su aflicción y de su vida errante, Jerusalem se acuerda de todas las delicias que tenía en los tiempos pasados cuando cayó su pueblo en mano del adversario, sin haber quien la ayudase, la vieron los adversarios, y riéronse de sus calamidades.