Entonces Abraham cayó sobre su rostro y rióse, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿y Sara, mujer de noventa años, ha de parir?
¿Se olvidará acaso la mujer de su niño mamante, de modo que no tenga compasión del hijo de sus entrañas? ¡Aun las tales le pueden olvidar; mas no me olvidaré yo de ti!
Entonces dirás en tu corazón: ¿Quién dio a luz éstos para mí? y yo había sido privada de hijos y estéril, cautiva y errante; éstos pues ¿quién los ha criado? He aquí, yo fuí dejada solitaria; éstos ¿dónde han estado?
¡CANTA, oh estéril, tú que no dabas a luz hijos! ¡rompe en alabanzas y alza el grito, tú que nunca estuviste de parto! porque más son los hijos de la desolada que los hijos de la casada, dice Jehová.
¶Por fe también Sara misma recibió poder de concebir un hijo, cuando ella había ya pasado la edad; puesto que tuvo por fiel a aquel que había hecho la promesa.