Y dijo: No extiendas tu mano contra el muchacho, ni le hagas nada; pues ahora conozco que tú temes a Dios, ya que no me has negado a tu hijo, tu hijo único.
Y preguntaron los hombres del lugar acerca de su mujer. Y él respondió: Mi hermana es; porque tuvo miedo de decir: Es mi mujer; no sea que me maten (decía él) los hombres el lugar con motivo de Rebeca; pues era de hermoso parecer.
Pero los gobernadores anteriores, que habían sido antes que yo, hicieron gravar al pueblo, cobrándolo del pueblo en pan y vino, además de cuarenta siclos de plata diarios: y aun sus mozos imperaban con autoridad sobre el pueblo: mas yo no me porté así, por el temor de Dios.