Y así el hombre había puesto nombres a todas las bestias, y a las aves del cielo, y a todos los anímales del campo; mas para el hombre no fué hallada ayuda que le fuera idónea.
Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea para él.
Por tanto Jehová Dios hizo caer profundo sueño sobre el hombre, el cual se durmió: y tomó una de sus costillas, y cerró la carne en su lugar.
ovejas y bueyes, todo ello; y asimismo las bestias del campo,