Y sucedió que como los hubiesen sacado fuera, le dijo: ¡Escapa por tu vida; no mires tras ti, ni te pares en toda la Vega; escapa a la montaña, no sea que perezcas!
He aquí tu siervo ha hallado gracia en tus ojos, y has engrandecido tu misericordia de que has usado conmigo en salvar mi vida; mas yo no puedo escapar a la montaña, no sea que me alcance el mal, y muera.
Así dice Jehová, el Santo de Israel y su Hacedor: ¡Preguntadme acerca de las cosas venideras! en cuanto a mis hijos y la obra de mis manos, ¡encomendadlos a mí!