Pero luego que llegó al varón de Dios en el monte Carmelo, ella le trabó de los pies. Entonces llegóse Giezi para echarla; mas díjole el varón de Dios: ¡Suéltala! porque su alma está acongojada dentro de ella, y Jehová me tiene encubierta la causa, y no me la ha revelado.
¿No desposeíste tú mismo, oh Dios nuestro, a los habitantes de esta tierra, delante de tu pueblo Israel; y se la diste a la posteridad de tu amigo Abraham para siempre?
Ya no os llamo siervos; porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos; porque todo cuanto he oído de parte de mi Padre, os lo he dado a conocer.