Entonces Abraham cayó sobre su rostro y rióse, y dijo en su corazón: ¿A hombre de cien años ha de nacer hijo? ¿y Sara, mujer de noventa años, ha de parir?
Y ella dijo a su padre: No se enoje mi señor de que no pueda levantarme delante de ti; porque estoy con la costumbre de las mujeres. De suerte que él buscó, mas no halló los ídolos.
¶Asimismo la mujer cuando tuviere flujo, siendo de sangre el flujo de su carne, por espacio de siete días estará en su impureza, y todo aquel que la tocare quedará inmundo hasta la tarde.