Tocante a Ismael también te he oído. He aquí que le he bendecido, y le haré fecundo, y le multiplicaré sobremanera; doce príncipes engendrará, y haré de él una nación grande.
que bendiciendo te bendeciré, y multiplicando multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y como las arenas a la orilla del mar; y tu simiente poseerá la puerta de sus enemigos;
y multiplicaré tu simiente como las estrellas del cielo, y daré a tu simiente todas estas tierras; y serán bendecidas en tu simiente todas las naciones de la tierra;
Y será tu simiente como el polvo de la tierra; y te extenderás hacia el occidente, y hacia el oriente, y hacia el aquilón, y hacia el mediodía; y en ti y en tu simiente serán bendecidas todas las familias de la tierra.
Además le dijo Dios: Yo soy el Dios Omnipotente; sé fecundo y multiplícate; una nación y una congregación de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos.
Pero les tuvo misericordia Jehová, y compadecióse de ellos, y volvió hacia ellos su rostro, a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob; y no quiso destruirlos, ni desecharlos de su presencia, hasta entonces.
Y Joab dio la suma del censo del pueblo a David; y era todo Israel mil millares y cien mil hombres que sacaban espada; y de Judá había cuatrocientos y setenta mil hombres que sacaban espada.
Ahora pues, oh Jehová Dios, sea firme tu promesa para con David mi padre; porque tú me has hecho rey sobre un pueblo numeroso como el polvo de la tierra.
Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Israel, siervos tuyos, a quienes por ti mismo juraste, y les dijiste: Multiplicaré vuestra simiente como las estrellas del cielo; y toda esta tierra que os tengo prometida, la daré a vuestra simiente, y ellos la heredarán para siempre.
De la manera que no pueden contarse las huestes de los cielos, ni medirse las arenas del mar; así yo multiplicaré la simiente de David, mi siervo, y los levitas que ministran delante de mí.
¿Quién computó jamás el polvo de Jacob, ni siquiera el número de la cuarta parte de Israel? ¡Muera yo de la muerte de los justos, y sea mi postrimería como la suya!
Por lo cual también nacieron de uno, y ese ya amortecido, descendientes como las estrellas del cielo en multitud, e innumerables como las arenas que están a la orilla de la mar,
¶Después de esto, miré, y he aquí una grande muchedumbre, que nadie podía contar, de entre todas las naciones, y las tribus, y los pueblos, y las lenguas, que estaban de pie ante el trono y delante del Cordero, revestidos de ropas blancas, y teniendo palmas en sus manos;
Pues sucedía que cuando los hijos de Israel habían hecho la siembra, subían los Madianitas y los Amalecitas y los hijos de Oriente; sí, subían contra ellos,
Porque subían con sus ganados y sus tiendas, entrando en el país como langostas en multitud; pues que de ellos y de sus camellos no había número: y entraban en la tierra para destruirla.