mirando solícitamente que ninguno quede privado de la gracia de Dios; que no brote ninguna raíz de amargura, y os perturbe; y por medio de ella muchos sean contaminados;
Recuerda, por tanto, de donde has caído, y arrepiéntete, y haz de nuevo tus primeras obras; de otra suerte, yo iré a ti, y quitaré tu candelabro de su lugar, a menos que te arrepientas.
TEMAMOS por tanto nosotros, ya que queda aún promesa de entrar en el descanso del Señor, no suceda que cualquiera de vosotros parezca al fin haber sido privado de él.