Y también contra el rey Nabucodonosor se rebeló, el cual le había hecho jurar por Dios; pero él endureció su cerviz, y obstinó su corazón para no volverse a Jehová, el Dios de Israel.
Y dijo Jehová a Moisés: Cuando hubieres vuelto a Egipto, mira que hagas delante de Faraón todas estas maravillas que he puesto en tu mano: yo empero endureceré su corazón, y él no dejará ir al pueblo.
Moisés entonces salió de la presencia de Faraón, afuera de la ciudad, y extendió las manos hacia Jehová; con lo cual cesaron los truenos y el granizo, y la lluvia no se derramó más sobre la tierra.
Por cuanto no se ejecuta sentencia contra la obra mala muy en breve, por eso el corazón de los hijos de los hombres dentro de ellos está plenamente resuelto a hacer el mal.
¿Por qué pues queréis endurecer vuestro corazón, como los Egipcios y Faraón endurecieron su corazón? ¿No fué así que cuando Él hubo hecho maravillas en ellos, soltaron al pueblo, de manera que se fueron?