Y los peces que había en el río murieron; y apestó el río, y no podían los Egipcios beber de las aguas del río; de manera que hubo sangre en toda la tierra de Egipto.
E hicieron Moisés y Aarón como les había mandado Jehová; pues levantó Aarón la vara, e hirió las aguas que había en el río, a vista de Faraón y a vista de sus siervos; y se convirtieron todas las aguas del río en sangre.
E hicieron de la misma manera los magos de Egipto con sus encantamientos; y endurecióse el corazón de Faraón, de modo que no les escuchó; como lo había dicho Jehová.
Los pescadores también se lamentarán, y llorarán todos los que echan anzuelo en el río, y los que extienden la red sobre la haz de las aguas, desfallecerán.