También a la Casa mayor la revistió interiormente de madera de abeto, la cual cubrió de oro fino, haciendo sobre ella en obra de realce palmas y cadenas.
Y las piedras eran doce, conforme a los nombres de los hijos de Israel, según los nombres de ellos, con grabaduras como de sello, cada una según su nombre, correspondientes a las doce tribus.
Mientras yo estaba con ellos en el mundo, los guardaba en tu nombre: a aquellos que me has dado los he guardado, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de perdición; para que la Escritura se cumpliese.