Y sucedió que como acabasen los camellos de beber, tomó el hombre un pendiente de oro, de medio siclo de peso, y dos brazaletes para poner sobre sus manos, del peso de diez siclos de oro.
Y ellos dieron a Jacob todos los dioses extraños que tenían en su poder, y los zarcillos que traían en las orejas; y los escondió Jacob debajo de un roble que estaba cerca de Siquem.
Y él, tomándolos de mano de ellos, hizo del oro un becerro de fundición, y acabó de formarlo con un buril: y ellos dijeron: ¡Estos son tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto!
Plata batida se trae de Tarsis, y oro de Ufaz; se labra por el artífice, y se labra por las manos del platero: de azul y de púrpura es su vestido: todo ello es hechura de artífices hábiles.