¶Entonces el rey David fué y se sentó delante de Jehová, y dijo: ¿Quién soy yo, oh Señor, Jehová, y cuál es mi casa, para que me hayas elevado hasta tal punto?
Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo, para poder distinguir entre el bien y el mal; porque ¿quién es capaz de juzgar este tu pueblo tan grande?
Pues ¿quién soy yo, y quién mi pueblo, para que seamos capaces de ofrecerte espontáneamente nuestras dádivas de esta manera? Porque todo lo que hay, de ti es; y de lo tuyo propio nosotros te hemos dado.
Mas respondió Moisés en la presencia de Jehová, diciendo: He aquí que los hijos de Israel no me oyen; ¿cómo pues me oirá Faraón, a mí que soy de labios incircuncisos?
Mas él le contestó: ¡Ah, Señor! ¿con qué he de salvar yo a Israel? He aquí que mi parentela es la más pobre en Manasés, y yo soy el menor de la casa de mi padre.