Mas antes que se acostasen, los hombres de la ciudad, los hombres de Sodoma, cercaron la casa al rededor, así los mozos como los viejos, todo el pueblo de cabo a cabo.
Y él respondió: Muy celoso he sido por causa de Jehová, el Dios de los Ejércitos; porque los hijos de Israel han desechado tu pacto, y han derribado tus altares, y han muerto a cuchillo a tus profetas; ¡y he quedado yo, yo solo; y buscan mi vida para quitármela!
Y los príncipes estallaron en ira contra Jeremías, y le azotaron, y le pusieron en la cárcel, en la casa de Jonatán secretario; porque a ésta la habían convertido en cárcel.
Entonces mandó el rey Sedequías, y pusieron preso a Jeremías en el patio de la cárcel, y le dieron diariamente un bollo de pan, de la calle de los panaderos, hasta que se consumió todo el pan en la ciudad. Y así se quedó Jeremías en el patio de la cárcel.
Oh rey, señor mío, muy mal han hecho estos hombres en todo lo que acaban de hacer con el profeta Jeremías, a quien han echado en la cisterna: y él se muere en el lugar en donde está, a causa del hambre; porque no hay pan en la ciudad.
Entonces él me contestó: La iniquidad de la casa de Israel y de Judá es sobremanera grande; de modo que la tierra se ha llenado de homicidios, y la ciudad está atestada de perversidad: porque ellos dicen: Ha abandonado la tierra Jehová; y, Jehová no lo ve.
Mas Festo queriendo ganarse el favor de los judíos, respondiendo a Pablo, dijo: ¿Quieres subir a Jerusalem, y ser juzgado allí respecto de estas cosas delante de mí?
los cuales, conociendo la ley de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican.
No hagáis acepción de personas en el juicio; al pequeño oiréis lo mismo que al grande: no habéis de temer el rostro del hombre, porque el juicio es de Dios; y la causa que fuere demasiado difícil para vosotros, la traeréis a mí, y yo la oiré.
No torcerás el derecho, no harás acepción de personas, ni admitirás los regalos; que el regalo ciega los ojos de los sabios, y pervierte las palabras de los justos.
Y si mal os parece servir a Jehová, escogeos hoy a quién debáis servir, si a los dioses que sirvieron vuestros padres que habitaban más allá del río, o a los dioses de los Amorreos en cuya tierra habitáis: que en cuanto a mí y a mi casa, nosotros serviremos a Jehová.
Pero Saúl y el pueblo tuvieron lástima de Agag, y de lo mejor de las ovejas y de los bueyes, y de los animales engordados, y de los corderos, en fin, de todo lo bueno, y no quisieron destruirlo completamente; mas en cuanto a todo lo vil y lo despreciable, eso lo destruyeron por completo.