Y cuando el niño fué grande, le trajo a la hija de Faraón; y él vino a ser hijo suyo; y ella le llamó Moisés; pues decía: Porque de las aguas le saqué.
Y Adam conoció a su mujer otra vez; y ella parió un hijo, y le puso el nombre de Set; porque Dios (así decía ella) me ha substituído otra simiente en lugar de Abel, a quien mató Caín.
Ahora pues tus dos hijos, Efraim y Manasés, que te nacieron, en la tierra de Egipto antes que yo viniese a ti a Egipto, serán míos; como Rubén y Simeón, míos serán.
¡MIRAD, qué manera de amor nos ha dado el Padre, para que seamos nosotros llamados hijos de Dios! y así en efecto lo somos. Por eso el mundo no nos conoce a nosotros, por cuanto a él no le conoció.