Y el monte Sinaí estaba humeando todo él, porque Jehová había descendido sobre él en fuego; y subía su humo como humo de un horno; y todo el monte temblaba en gran manera.
Y sucedió que, puesto ya el sol, hubo densas tinieblas, y he aquí un horno que humeaba, y una antorcha de fuego que pasaba entre los animales divididos.
y tendió la vista sobre la haz de Sodoma y Gomorra, y sobre la haz de toda la tierra de la Vega, y al mirar, he aquí que el humo de aquella tierra subía como el humo de un horno.
Y sobre el monte Sinaí bajaste tú, y hablaste con ellos desde el cielo; y les diste juicios rectos, y leyes verdaderas, y estatutos y mandamientos buenos.
No tocará mano al tal, mas sea apedreado o asaeteado; ya sea bestia, ya sea hombre, no vivirá. Solamente en el caso de prolongarse mucho el sonido de la bocina, subirán al monte.
¶Y todo el pueblo estaba observando los truenos, y las llamas, y el sonido de la trompeta, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron y pusiéronse de lejos;
Y apareciósele el Ángel de Jehová en una llama de fuego, en medio de una zarza; pues él miró, y he aquí una zarza que ardía en fuego, y la zarza no se consumía.
¡Se para y mide la tierra! ¡echa una mirada, y hace estremecer a las naciones! se esparcen también como polvo las montañas sempiternas, se hunden los collados eternos; ¡suyos son los senderos de las eternidad!
Y vosotros huiréis por el valle de mis montes; porque alcanzará el valle de los montes hasta Azal; y huiréis como huisteis a causa del terremoto en los días de Uzías rey de Judá: y vendrá Jehová mi Dios, y todos los santos ángeles con él.
Y dijo: Jehová vino de Sinaí, y desde Seir levantóse como el sol para ellos: resplandeció desde el monte Parán, y vino de en medio de diez millares de santos ángeles: a su diestra traía una ley de fuego para ellos.
¶Estas palabras habló Jehová a toda vuestra Asamblea en el monte, desde en medio del fuego, de la nube, y de las densas tinieblas, con gran voz; y no añadió más. Y las escribió sobre dos tablas de piedra, y me las dió.
y a vosotros que sois afligidos, daros descanso juntamente con nosotros, en el tiempo de la revelación del Señor Jesús, desde el cielo, con sus poderosos ángeles,
Vendrá empero el día del Señor como ladrón; día en que los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos serán disueltos con ardiente calor; la tierra también y las obras que hay en ella serán abrasadas.
Y llenóse el templo del humo procedente de la gloria de Dios y de su poder: y nadie pudo entrar en el templo, hasta que se hubiesen cumplido las siete plagas de los siete ángeles.