Pues partiste el mar delante de ellos, y los hiciste pasar por en medio de la mar en seco; pero en cuanto a sus perseguidores, los arrojaste en los abismos, como una piedra que se hunde en las poderosas aguas.
Pues volviéronse las aguas y cubrieron los carros y la gente de a caballo de todo el ejército de Faraón, que habían entrado tras de ellos en el mar; de modo que no quedó de ellos ni siquiera uno.
Caerán sobre ellos terror y pavor; por la grandeza de tu brazo quedarán silenciosos como una piedra, hasta qué pase tu pueblo, oh Jehová, hasta que pase este pueblo que tú acabas de adquirir.
Mas al que hiciere tropezar a uno de estos pequeñitos que creen en mí, mejor le sería que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que fuese sumergido en lo profundo del mar.
¶Y un ángel poderoso alzó una piedra, como si fuese una gran piedra de molino, y arrojóla en el mar, diciendo: Así con caída espantosa será derribada Babilonia, aquella gran ciudad, y no será hallada más.