sino que hizo Dios que el pueblo diese vuelta por el camino del desierto del Mar Rojo. Y los hijos de Israel subieron en buen orden de la tierra de Egipto.
Habla a los hijos de Israel para que vuelvan y acampen delante de Pi-hahirot, entre Migdol y el mar, enfrente de Baal-zefón; delante de él acamparéis, junto al mar.
De manera que los Egipcios siguieron al alcance de ellos, es a saber, todos los caballos y carros de Faraón, y su gente de a caballo, y su ejército; y los alcanzaron acampados junto al mar, cerca de Pi-hahirot, frente a Baal-zefón.
Tu rey, empero, no ha de multiplicar para sí caballos, ni hará volver el pueblo a Egipto para hacer que abunden los caballos; por cuanto Jehová os ha dicho: Nunca más habéis de volver por este camino.
Le halla en una tierra desierta, entre la desolación de una horrorosa soledad; le tiende en derredor su protección, le instruye, le guarda como a la niña de su mismo ojo.
Vuestras mujeres y vuestros hijos y vuestro ganado se quedarán en la tierra que os dio Moisés de esta parte del Jordán; mas vosotros, todos los guerreros esforzados, pasaréis armados al frente de vuestros hermanos y los ayudaréis,
Asimismo los hijos de Rubén y los hijos de Gad y la media tribu de Manasés pasaron armados al frente de los hijos de Israel, según les había mandado Moisés: