Y dijo Dios a Abram: Sabe con toda seguridad que tu simiente será extranjera en tierra ajena, donde los reducirán a servidumbre y los oprimirán hasta cuatrocientos años.
El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y ensalzó al pueblo, cuando habitaban como extranjeros en Egipto; y con brazo ensalzado los sacó de allí. .
Empero hablóle Dios de esta manera: Que sería su simiente extranjera en tierra de extraños; los cuales los reducirían a servidumbre, y los maltratarían por cuatrocientos años.
Por fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa, como en tierra extraña, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa: