Cuando Esaú oyó las palabras de su padre, clamó con clamor grande y sobremanera amargo, y dijo a su padre: ¡Bendíceme a mí, a mí también, oh padre mío!
Entonces dijo Esaú a su padre: ¿No tienes más que una sola bendición, padre mío? ¡Bendíceme a mí, a mí también, oh padre mío! Y levantó Esaú la voz y lloró.
De manera que nuestro ganado también ha de ir con nosotros; no quedará ni una pesuña; porque de ellos hemos de tomar para rendir culto a Jehová nuestro Dios; y no sabemos con lo que hemos de rendir el culto a Jehová hasta que lleguemos allá.
A lo que respondió Moisés: Con nuestros jóvenes y con nuestros ancianos iremos; con nuestros hijos y con nuestras hijas, con nuestros rebaños y con nuestras vacadas iremos; porque hemos de celebrar una fiesta solemne a Jehová.