¶Entonces habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas (de las cuales la una se llamaba Sifra, y la otra se llamaba Pua),
y les amargaron la vida con dura servidumbre, en hacer argamasa con barro y con ladrillos; y con toda suerte de labores del campo: todo el servicio con que se servían de ellos, era con rigor.
y les dijo: Cuando asistiereis a las hebreas en sus partos, averiguaréis el sexo del niño; si fuere hijo, le mataréis; mas si fuere hija, vivirá.
Y él les dijo: Hebreo soy, y temo a Jehová, el Dios del cielo, el cual hizo el mar y la tierra seca.
Mas ella los había hecho subir al terrado, y los había escondido entre los tallos de lino que tenía puestos en orden sobre el terrado.