Entonces estremecióse Isaac con grande estremecimiento hasta lo sumo, y dijo: ¿Quién es pues aquel que tomó caza, y me la trajo, y yo he comido de todo antes de que tú vinieses, y también le he bendecido? ¡y será bendito!
¡Porque hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para que nos destruyan, y para que nos maten y nos exterminen! Que si para siervos y para siervas fuéramos vendidos, entonces hubiera yo callado; bien que el adversario no pudiera resarcir el perjuicio del rey.