Tomó pues Hamán el traje y el caballo, y vistió a Mardoqueo, y le hizo pasear por las calles de la ciudad, y pregonó delante de él: ¡Así se debe hacer al hombre que el rey se complace en honrar!
¶Entonces Tatnai gobernador de más allá del río, Setar-boznai y sus compañeros, hicieron con diligencia de conformidad con lo que el rey Darío había enviado a decir.
Dijo entonces el rey a Hamán: ¡Date prisa, toma el traje y el caballo, como has dicho, y hazlo así con Mardoqueo el judío, que se sienta en la puerta del rey! ¡no falte cosa alguna de cuantas has dicho!
¶Y Mardoqueo salió de la presencia del rey, con traje real de jacinto y blanco, con una gran corona de oro y con un manto de lino fino blanco y de púrpura; y la ciudad de Susán era toda alborozo y regocijo.
Y todos los príncipes de las provincias, y los sátrapas y los gobernadores, y cuantos manejaban los negocios del rey, favorecían a los Judíos; por cuanto el temor de Mardoqueo había caído sobre ellos.
Asimismo vendrán a ti, postrándose, los hijos de los que te afligieron; y a las plantas de tus pies se encorvarán todos los que te trataron con desprecio; y te llamarán la ciudad de Jehová; la Sión del Santo de Israel.
He aquí, yo haré a los de la sinagoga de Satanás, a los que dicen que ellos son judíos, y no lo son, sino que mienten: he aquí, los haré que vengan y se postren ante tus pies, y sepan que yo te he amado.