Y el beber, por orden real, era sin compulsión; porque así había encargado el rey a todos los grandes de su casa, que se hiciese según el gusto de cada cual.
Y nosotros hemos obedecido la voz de Jonadab hijo de Recab, nuestro padre, en cuanto a todo lo que nos ha mandado; respecto de no beber vino en todos nuestros días nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;
Babilonia ha sido una copa de oro en la mano de Jehová, para embriagar a toda la tierra; de su vino han bebido las naciones, por lo cual las naciones están enloquecidas.