También se juntaron conmigo todos los que temblaron por las palabras del Dios de Israel, a causa de la prevaricación de los del cautiverio; y quedé sentado atónito hasta la ofrenda de la tarde.
Por cuanto fué tierno tu corazón, y te humillaste delante de Dios, cuando oíste sus palabras dichas contra este lugar y contra sus habitantes; y te humillaste ante mí, y rasgaste tus vestidos, y lloraste delante de mí; por tanto yo también te he oído a ti, dice Jehová.
Hagamos pues ahora un pacto con nuestro Dios, que repudiaremos todas estas mujeres y los hijos de ellas, según el consejo de mi señor, y de los que tiemblan a causa del mandamiento de nuestro Dios; y sea hecho esto conforme a la ley.
¶En efecto, todos los hombres de Judá y de Benjamín se congregaron en Jerusalem dentro de los tres días; era el mes nono, el veinte del mes; y sentóse todo el pueblo en la plaza de la Casa de Dios, temblando con motivo de este asunto, y a causa de las lluvias.
Y ofrecerás el otro cordero a la caída de la tarde, y harás con él conforme a la ofrenda vegetal de la mañana y conforme a su libación, como olor grato, ofrenda encendida a Jehová.
Porque en cuanto a todas estas cosas, mi mano las hizo, y así existen todas estas cosas, dice Jehová: a este hombre empero miraré, a saber, al que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi palabra.
¡Oíd el oráculo de Jehová, los que reverenciáis su palabra! Vuestros hermanos que os odian, y que os han echado fuera a causa de mi nombre, dicen: ¡Sea glorificado Jehová! mas él aparecerá para gloria vuestra, y ellos serán avergonzados.
y le dijo Jehová: ¡Pasa por en medio de la ciudad, por en medio de Jerusalem y pon una marca sobre las frentes de los hombres que gimen y se angustian a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de ella!
sí, mientras aun hablaba en mi oración, el varón Gabriel, que yo había visto en visión al principio, habiendo volado arrebatadamente, me tocó como a la hora de la oblación de la tarde;
En esto, he aquí un hombre de los hijos de Israel el cual venía trayendo a sus hermanos una mujer madianita, a vista de Moisés y a vista de toda la Congregación de los hijos de Israel, estando ellos llorando a la entrada del Tabernáculo de Reunión.