Porque tuve vergüenza de pedir al rey tropas y gente de a caballo, para ayudarnos contra el enemigo; pues habíamos hablado al rey, diciendo: La mano de nuestro Dios está sobre todos los que le buscan, para bien suyo; pero su poder y su ira están contra todos los que le dejan.
Y el día cuarto fueron pesados la plata y el oro, y los vasos en la Casa de Jehová nuestro Dios, en mano de Meremot, hijo del sacerdote Urías; y con él estaba Eleazar hijo de Finees; y con ellos, Josabad hijo de Jesúa, y Nodías hijo de Binuí, levitas.
La gloria del Líbano vendrá a ti; el abeto también, la encina y el ciprés juntamente, para hermosear el lugar de mi Santuario; y yo haré glorioso el lugar de mis pies.