Por tanto comprarás solícitamente con este dinero novillos, carneros y corderos, con sus ofrendas vegetales y sus libaciones, para presentarlos sobre el altar de la Casa de vuestro Dios que está en Jerusalem.
Y todo aquel que no quisiere cumplir la ley de tu Dios, y la ley del rey, con diligencia hágase ejemplar justicia en él, ora sea de muerte, o de destierro, o de confiscación de bienes, o de prisión.