ENTONCES profetizaron Aggeo profeta y Zacarías hijo de Iddo (ambos a dos profetas), a los Judíos que había en Judá y Jerusalem, en el nombre del Dios de Israel.
Y los ancianos de los Judíos siguieron edificando y prosperando, en virtud de la profecía de Aggeo profeta, y de Zacarías hijo de Iddo. Edificaron pues y acabaron la obra, por orden del Dios de Israel, y por orden de Ciro, y de Darío, y de Artajerjes, reyes de Persia.
Pues que él permanecerá firme, y pastoreará su rebaño en la potencia de Jehová, en la majestad del nombre de Jehová su Dios; y ellos habitarán seguros; porque ahora será él engrandecido hasta los fines de la tierra;
EN el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, el día primero del mes, fué hecha revelación de Jehová por medio de Aggeo profeta, a Zorobabel hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, que decía:
Considerad pues desde este día en adelante, desde el día veinte y cuatro del mes noveno, después del día que se echaron los cimientos de la Casa de Jehová, consideradlo.
Así dice Jehová de los Ejércitos: Fortalézcanse vuestras manos, los que oís en estos días tales palabras de boca de los profetas, que ellos hablaron en el día que se echaron los cimientos de la Casa de Jehová de los Ejércitos, el Templo, para que fuese edificado.