¶Y les dijo: Éstas son mis palabras, que os hablé, estando todavía con vosotros, que era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, y en los Profetas, y en los Salmos.
Dijeron pues entre sí: ¡No la rasguemos, sino echemos suertes sobre ella, a ver de quién será! para que se cumpliera la Escritura que dice: Partieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes. Estas cosas, pues, hicieron los soldados.
los cuales también les decían: Varones galileos, ¿por qué os quedáis mirando así al cielo? este mismo Jesús que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá del mismo modo que le habéis visto ir al cielo.
Yo conozco a un hombre en Cristo, el cual, catorce años ha (ora en el cuerpo, no lo sé, o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe) fué arrebatado hasta el tercer cielo.
Y sin controversia alguna, grande es el misterio de la piedad, es a saber: Aquel que fué manifestado en la carne, justificado en el espíritu, visto de ángeles, predicado entre las naciones, creído en el mundo, recibido arriba en gloria.
LO principal, pues, entre las cosas que decimos es esto: Tenemos un tal sumo sacerdote, que se ha sentado a la diestra del trono de la Majestad en los cielos;