Cuando se aumentan los bienes, se aumentan también aquellos que los comen: ¿qué provecho hay pues para el dueño de ellos, sino tan sólo el verlos con sus ojos?
¿Acaso fijarás tu vista con avidez en aquello que no tiene existencia? porque las riquezas ciertamente toman para sí alas, cual águila que vuela hacia el cielo.
¡Regocíjate, oh mancebo, en tu juventud, y alégrete tu corazón en los días de tu mocedad; y anda en los caminos de tu corazón, y en la luz de tus ojos; mas sabe tú que por todas estas cosas Dios te traerá a juicio!
A la manera que la perdiz cobija huevos que ella no puso, así el que hace riquezas mas no con justicia, las dejará en la mitad de sus días, y a su postrimería será un insensato.
Porque todo lo que hay en el mundo, la concupiscencia de la carne, y la concupiscencia de los ojos, y la vanagloria de la vida, no procede del Padre, sino que es del mundo.