ACUÉRDATE pues de tu Creador en los días de tu juventud, antes que vengan aquellos días aciagos, y se acerquen aquellos años; de los cuales dirás: ¡No tengo ya complacencia en ellos!
Mas aunque un hombre viva muchos años, y en todos ellos tenga gozo, acuérdese sin embargo de los días de tinieblas, que serán muchos. ¡Todo cuanto viene es vanidad!
Los días de nuestros años son setenta años; y si a causa de mayor vigor alcanzan a ochenta años, aun así su jactada pujanza es afán y trabajo; porque presto se nos arrebata, y volamos.
De edad de ochenta años soy el día de hoy: ¿podré acaso distinguir más entre lo bueno y lo malo? ¿o podrá tu siervo gustar ya lo que come y lo que bebe? ¿o puedo más oír la voz de cantores y de cantoras? ¿Para qué pues ha de ser tu siervo una carga a mi señor el rey?
Más Jehová dijo a Samuel: No mires a su buen parecer, ni a lo elevado de su estatura; porque le he rechazado: porque no lo que mira el hombre es lo importante; porque el hombre mira a los ojos, mas Jehová mira al corazón.
¶Y en cuanto a estos cuatro muchachos, Dios les concedió conocimiento e inteligencia en todas las letras y la sabiduría de los Caldeos; Daniel también era inteligente en toda suerte de visiones y sueños.
Va pues a suceder que cuando yo te haya dejado, el Espíritu de Jehová te llevará a donde yo no sepa; de manera que yendo yo a decírselo a Acab, y no pudiéndote él hallar, me matará: bien que yo tu siervo temo a Jehová desde mi mocedad.
Y le lamentará todo Israel, y le darán sepultura porque éste solo de los de Jeroboam tendrá sepultura; por cuanto en él ha sido hallada alguna cosa buena para con Jehová, el Dios de Israel, en la casa de Jeroboam.
Antes bien, te acordarás de Jehová tu Dios; porque él es quien te da poder para adquirir riquezas, a fin de cumplir el pacto que juró a tus padres, como se ve el día de hoy.
Y mirando a todas partes, me puse en pie, y dije a los nobles, y a los magistrados, y al resto del pueblo: ¡No temáis a causa de ellos! ¡Acordaos del Señor, el grande y el terrible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y vuestras hijas, por vuestras mujeres y vuestras casas!