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Referencias Cruzadas

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Eclesiastés 10:12

Biblia Version Moderna (1929)

Las palabras de la boca del sabio están llenas de gracia; pero los labios del insensato a él mismo le tragarán.

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36 Referencias Cruzadas  

Vuestra palabra sea siempre con gracia divina, sazonada con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno.

Y todos le daban testimonio; y se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?

En cuanto a aquel que ama la pureza de corazón, por la gracia de sus labios, el rey será su amigo.

La lengua de los sabios hace que sea grata la ciencia; pero la boca de los insensatos rebosará en necedades.

Ninguna palabra torpe salga de vuestra boca, sino antes la que sea buena para edificación, según fuere en caso, para que imparta gracia a los que oyen.

A éste le dice: ¡Por tu misma boca te juzgaré, siervo malvado! ¿Sabías que soy un hombre austero, que tomo lo que no deposité, y siego lo que no sembré?

El hombre bueno, de su buen tesoro saca cosas buenas; y el hombre malo, de su mal tesoro saca cosas malas.

Abre su boca con sabiduría, y la ley de bondad está en su lengua.

Como una zarza levantada en mano de un borracho, así es una sentencia sabia en boca de los insensatos.

El testigo falso no quedará sin castigo; y aquel que habla mentiras no escapará.

El hombre tiene gozo en la respuesta acertada de su boca; y ¡cuán buena es la palabra que se dice oportunamente!

Gente hay que charla como quien da estocadas de espada; mas la lengua de los sabios es saludable.

El que guiña el ojo causa dolor, y el tonto locuaz caerá.

El sabio de corazón recibirá preceptos; mas el tonto locuaz caerá.

La perversidad de sus mismos labios cubrirá la cabeza de los que me cercan en derredor.

Así él ha hecho caer sobre ellos su misma lengua; huirán todos los que los vieren;

La boca del justo profiere sabiduría, y su lengua habla justicia.

Pero os alentaría con mi boca, y la consolación de mis labios mitigaría vuestro dolor.

diciéndole David: Tu sangre recaiga sobre tu propia cabeza; porque tu misma boca ha dado testimonio contra ti, diciendo: ¡Yo maté al ungido de Jehová!

Así pues el insensato se está con las manos cruzadas, y come su misma carne.

Las palabras de los sabios, dichas sosegadamente, se oyen mejor que la gritería de aquel que es príncipe entre los insensatos.

Las palabras de los sabios son aguijones; y como clavos profundamente hincados son las palabras de los maestros de las asambleas, las cuales son dadas por parte de un solo Pastor.

No hables temerariamente con tu boca, y no se apresure tu corazón a proferir cualquiera cosa delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra: por tanto sean pocas tus palabras.

No permitas que tu boca haga pecar a tu carne; ni digas en presencia del ángel que fué un yerro. Pues ¿por qué ha de enojarse Dios a causa de tu voz, y destruir la obra de tus manos?




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