Da pues a tu siervo un corazón inteligente, para juzgar a tu pueblo, para poder distinguir entre el bien y el mal; porque ¿quién es capaz de juzgar este tu pueblo tan grande?
Y de los hijos de Isacar, hombres conocedores de los tiempos, para saber aconsejar lo que debía Israel hacer: sus jefes doscientos, y todos sus hermanos estaban a sus órdenes.
Porque vuestra obediencia es ya conocida de todos. Me regocijo pues acerca de vosotros; mas deseo que seáis sabios para lo que es bueno, y simples para lo que es malo.