El sol también se levanta y el sol se pone; apresurándose a volver al lugar de donde se levantó.
Mientras dure la tierra, siembra y siega, frío y calor, verano e invierno, y día y noche nunca. cesarán de ser.
¡COMO el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti el alma mía, oh Dios!
hasta que una flecha le atraviese el hígado; a la manera que el pájaro se mete presuroso en la red, sin saber que fue tendida contra su vida.
Así dice Jehová: Si pudiereis anular mi pacto del día, y mi pacto de la noche, de modo que no haya día y noche a su debido tiempo,
El sol y la luna se paran en sus moradas; a la luz de tus flechas pasan adelante, al brillo de tu relumbrante lanza.