y me dijo: Daniel, varón muy amado, entiende las palabras que te voy a decir, y ponte derecho en donde estás; porque ahora he sido enviado a ti. Y cuando me hubo dicho esto, yo me puse en pie temblando.
Mas éme dijo: No temas, Daniel; porque desde el primer día que aplicaste tu corazón a buscar inteligencia, y a humillarte ante tu Dios, fueron escuchadas tus palabras, y yo he venido a consecuencia de tus palabras.
Pero te voy a mostrar lo que está escrito en la Escritura de la verdad; y no hay ninguno que se esfuerce conmigo, contra aquellos, sino Miguel, vuestro príncipe.
Lleguéme pues a uno de los que estaban en pie, y le pregunté la verdad acerca de todo esto. Entonces él habló, y me hizo saber la significación de aquellas cosas, diciendo:
DESPUÉS de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo, y la primera voz que oí, voz como de trompeta, fué de uno que hablaba conmigo, diciendo: Sube acá; y te mostraré las cosas que han de suceder después de éstas.