Y fué traída una piedra y puesta sobre la puerta del foso; y el rey la selló con su propio anillo, y con el anillo de sus grandes, para que no quedase frustrado el propósito respecto de Daniel.
Y habiéndole prendido, le puso en la cárcel, y le entregó a cuatro piquetes de soldados, de a cuatro cada uno, para que le guardasen; con intención de sacarle al pueblo después de la Pascua.
y le arrojó en el abismo, al cual cerró, sellándolo sobre él, para que no engañase más a las naciones, hasta que fuesen acabados los mil años; después de lo cual es menester que sea soltado por un poco de tiempo.